domingo, 9 de junio de 2013

DANIEL SAMPER PIZANO: COMETIMOS EL PECADO Y DIMOS PAPAYA



Al recibir al candidato venezolano derrotado, Santos cometió una imprudencia; y al pedir ingreso a la Otán, parecía estar bromeando.
El 7 de agosto del 2010, cuando apenas empezaba a calentar la silla presidencial, Juan Manuel Santos anunció que restablecería plenas relaciones con Venezuela y Ecuador. Hasta entonces, en su calidad de mozo de espadas de Álvaro Uribe, Santos había bombardeado territorio ecuatoriano y se promovía como el más caracterizado enemigo de Hugo Chávez. El suyo fue un giro audaz, de sabio pragmatismo, que aplaudió el país y le costó el divorcio con Uribe. Pienso ahora lo que habría sido este vecindario con un tercer mandato de AUV, y me entra el escalofrío.
Resulta increíble que el autor de ese viraje histórico haya incurrido luego en la tontería de poner en peligro la estabilidad de nuestras relaciones en el barrio por una cita imprudente y, para rematar, haya pedido ingreso a la Otán, organismo creado por Estados Unidos y Europa para la Guerra Fría en el Atlántico Norte.
A la mayoría de los colombianos no les gusta Nicolás Maduro, y a mí tampoco. Pero es el presidente de Venezuela. Lo ven como una copia caricaturesca del más caricaturesco Chávez. Pero es el presidente de Venezuela. Demagogo y vulgar. Pero es el presidente de Venezuela. Imprevisible, inseguro, poco serio, ganó las elecciones por un puñado de votos. Pero es el presidente de Venezuela. Paranoico a menudo, afirma que Colombia conspira para asesinarlo, y delirante en ocasiones, cree que un pájaro encarnaba el alma de su antiguo jefe. Pero es el presidente de Venezuela. Y por ser demagogo, paranoico, poco serio e inseguro, armó tremendo bochinche por el hecho de que Santos hubiera recibido a su enemigo jurado, el vencido candidato presidencial Henrique Capriles, al que muchos consideran una bella persona... pero no pudo ser presidente de Venezuela.



Adaptación : Liliana Ibarra Galavis

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