El vendedor era una persona afable, que hablaba de su trabajo con pasión y que aceptaba cualquier pregunta sin molestarse.
Después de un año y medio supimos por su esposa que el caballero del chontaduro murió en Pereira por una bala perdida. Recordarlo es homenajear todos los colombianos que como el trabajan con pasión. En silencio. Con sacrificios y miles dificultades.
Entre balas perdidas y una sociedad que se acostumbra a todo. Excepto a la normalidad.
Foto: Chocó, sabores que te embrujan.
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