Es la tradición, la añoranza, la evocación y aún lucha por mantenerse en pié, o mejor, terciado en los hombros varoniles de campesinos honestos, trabajadores, sinceros que han hecho patria y la siguen haciendo aún en las peores dificultades de hoy.Nuestros mayores se lo terciaban con orgullo y en su vestimenta lo acompañaban con la ruana y el infaltable sombrero.
Cargaban dentro de él los puchos, los dados para el juego, la camándula, la aguja de arria, una peineta, monedas, uno que otro billete, cartas o naipes también para el juego, pedazos de piola, un confite envuelto y mu has cosas más. Era una verdadera miscelánea o cacharrería lo que cargaban allí, el yesquero (para prender los tabacos o cigarrillos), anzuelos para pescar, la barbera y la navaja, para defendert el honor, un frasquito de alcohol y moticas de algodón pra una heridita, una carta de la novia, querida, amante, una novena del santo preferido, un mechón de pelo de la novia, querida, amante (menos de la esposa), un frasquito de merthiolate, una hoja de papel en blanco y un lápiz...mejor dicho, de todo.
El carriel lo han portado también, además de nuestros mayores, campesinos, los citadinos, ganaderos, productores, caballistas y vaqueros, ricos y pobres, jóvenes y adultos, pues a todos luce por igual.
Hoy no se ven ya en tánta cantidad, pero quienes lo usan llevan consigo la nostalgia, la evocación, la añoraza de tiempos buenos, de amistad, de sinceridad, de buen fe.
El carriel no ha muerto !!!
Viva el carriel !!!
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