Oscar Hincapié Velásquez
Hace ya 43 años a Cartagena llegó el Director de cine Gillo
Pontecorvo con cámaras, un crecido grupo
de personajes, actores secundarios y una estrella rutilante, Marlon Brando,
admirado mundialmente, con muchas películas en su haber, todas de inconfundible
factura y de enorme éxito taquillero. Pontecorvo venía a rodar una de esas
espectaculares producciones y Marlon Brando sería William Walker, el agente
secreto enviado por el gobierno británico a principios del siglo XIX a ayudar a
los negros esclavos de las grandes plantaciones de caña de azúcar en la isla de
Queimada, que habían iniciado una rebelión contra los portugueses, liderados
por José Dolores. Los ingleses querían hacerse al jugoso negocio.Todo estaba
listo para el rodaje, pero faltaba José Dolores. El Director no había
encontrado quién lo interpretara y su asistente Salvo Basile, quien se enamoró
de Colombia y se quedó, había fracasado en sus conversaciones con Sidney
Poitier. Al Director le hablaron de un asentamiento de negros llamado San
Basilio de Palenque y hacia allá se dirigió pero en el camino vió a un negro
joven, bien plantado, de fuertes músculos que montado en una yegua arreaba
ganado. Lo paró, le habló del asunto, le hizo algunas pruebas y fue enganchado
de inmediato. La película se rodó, se exhibió siendo un éxito de taquilla. El
negro adquirió fama y dinero, participó en varias películas y documentales,
viajó por el mundo, y después volvió a su apacible San Basilio de Palenque
donde vive tranquilo añorando otras épocas.
Dejada del avión en Cartagena, en diciembre de 2012, tras
estar en Festijuventud, un prometedor evento que se hacía en la costa y que
este año, gracias a sus gestiones se hará en Manizales, Lady García Zúñiga, una
modelo pereirana que pasea su belleza de ébano por los más diversos escenarios
de Colombia recordó que su amigo Jarold (con J) Salas, compañero de evento, palenquero,
con estudios de historia, la había invitado a conocer el primer enclave de negros
libres y, ante el frustrado vuelo de regreso, lo llamó para aceptar la
invitación. Jarold ya no podía viajar y la contactó con Lorenzo, otro
compañero, con quien emprendió el viaje en bus, por una carretera en regular
estado y luego de cuatro horas llegaron a Mahates. A San Basilio de Palenque el
viaje fue en moto y apenas llegaron recorrieron la única calle que atravieza la
aldea. No hay pavimentación pero sí los servicios básicos. Lady no creía estar
en este legendario lugar, cuna de la libertad para los negros esclavos y lugar
de origen de personajes como Antonio Cervantes Kid Pambelé, a quien, sin
embargo, destronó Evaristo Márquez en la admiración general. A su alrededor se
formó el corrillo de ancianos y jóvenes que le demostraban, apenas por señas,
lo importante que era para ellos su presencia allí y querían atenderla bien. La
llevaron al arroyo, el sitio donde las mujeres se encuentran todo los días y
producen el periódico oral más curioso (chismes y noticias del lugar). Aprendió
algunas palabras esenciales del dialecto palenquero y disfrutó de los deliciosos dulces que las
mujeres elaboran pero que no permiten conocer la preparación, que en Cartagena
son la sensación y los turistas llevan al exterior. Fue invitada al tradicional
sancocho, el plato típico por excelencia hecho, como en todas las casas, en
fogón de leña y después emprendió camino a la casa de Evaristo Márquez el personaje
que anhelaba conocer y los palenqueros la veían pasar con airoso andar cual
diosa de ébano en sus predios. Evaristo la recibió y le contó anécdotas de su
epopeya cinematográfica, pasajes de la filmación de “Queimada”, relatos de su
amistad con Marlon Brando. A sus 73 años Lady García lo visitó en su casa
humilde y lo vió felíz con lo que lo rodea. tranquilo, sereno, pausado en el hablar
y generoso en la atención; hasta le regaló la vieja película para betamax y fue una tarde
maravillosa. La hermosa negra en San Basilio de Palenque, legendaria tierra de
sus negritudes, pudo descargar de su mente las angustias, afanes y anhelos que
tenía por conocer esta leyenda detenida en el pasado de su propia gloria y
fama.
Evaristo Márquez, el negro grande del cine, símbolo viviente
y amado de los palenqueros libres.
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