El Colombino-Nov.8-2013
Leyendo a Mauricio Vargas en su novela "Ahí les dejo la gloria ", recreé la historia de la Independencia latinoamericana con sus confabulaciones y mezquindades, consecuentemente pienso que estamos asistiendo a una nueva guerra contra el voraz centralismo y las despiadadas confabulaciones que se vienen dando desde la capital contra el Uribismo. Desde el Ejecutivo hay feroz persecución contra este grupo político, se oponen a que salga la foto de Uribe en el tarjetón, aunque en el pasado esto se dio y a que figure el nombre Uribe-Centro-Democrático. En el ambiente se siente una asechanza constante.
No imaginé que la reunión de ese movimiento despertaría tanta comezón entre sus opositores. Creo que tuvo tanto éxito y seguimiento nacional, por el gran desencanto frente a este Gobierno, por los pobres resultados de las recientes encuestas sobre la imagen del presidente Santos, por la creciente inseguridad en toda la nación, por los datos sobre la inmensa deuda que tendrá el país al término de este período presidencial, por la creciente desindustrialización y por los constantes ataques a las fuerzas militares.
A varios personajes los desestabilizó y llevó a reacciones desesperadas, críticas poco apropiadas en congresistas antes fieles seguidores del expresidente Uribe. Es el caso de los parlamentarios Roy Barreras y Benedetti, como a la mayoría de los congresistas del Partido de La U, quienes cambiaron de orilla sin sonrojarse, aunque legalmente no se les puede acusar de doble moral. Como dijo J. Andrés Ilera en La República: "El tránsfuga traiciona la voluntad y confianza depositada por sus electores y además atenta contra la disciplina, la credibilidad y la estabilidad".
Pero tal vez la persona que más sufrió con esa reunión fue el presidente Santos. El mismo día de esa convención, salió a calificar de buitres a quienes critican su proceso de paz, para otros, entrega del Estado a la insurrección. Estamos frente a un JMS quisquilloso y rencoroso, quien pierde su condición de estadista con sus palabras coléricas, al igual que cuando afirma que sus contradictores quieren ríos de sangre y 50 años más de guerra. ¿Quién dijo miedo?
Pienso que tal vez donde puede haber más buitres sea en las filas de los violentos que en la gente común y corriente o en los políticos de la oposición y columnistas, que no están de acuerdo con el mencionado proceso. No se pueden desconocer los miles y creo que millones de compatriotas que critican de principio a fin todo el proceso en Cuba. Empezando por la escogencia de Cuba como el sitio para los diálogos, el país más marxista de Latinoamérica y el que más trata de exportar su revolución, el cual olvida su propia pobreza y represión. Así mismo, entre los múltiples errores de esta pantomima, está la constante difusión por todos los medios de las opiniones de los guerrilleros, dándose pantalla diariamente, dictaminando sobre todos los aspectos del acontecer colombiano y exigiendo participación política como si hubieran ganado la guerra, al mismo tiempo que advierten que no entregarán las armas.
"Como ha mostrado el cobre el señor Uribe...", escribió hace poco una señora en una revista santista. Pero yo creo que esa dama se equivocó de destinatario, el centralismo bogotano y esta administración sí que lo están mostrando, condenan al ostracismo todo lo que emane de la provincia. En el panorama político, desde la época de Rojas Pinilla nunca antes se había visto tal persecución a la oposición. El acoso a Uribe llega hasta prohibirle el simple derecho a ser elegido democráticamente.
No imaginé que la reunión de ese movimiento despertaría tanta comezón entre sus opositores. Creo que tuvo tanto éxito y seguimiento nacional, por el gran desencanto frente a este Gobierno, por los pobres resultados de las recientes encuestas sobre la imagen del presidente Santos, por la creciente inseguridad en toda la nación, por los datos sobre la inmensa deuda que tendrá el país al término de este período presidencial, por la creciente desindustrialización y por los constantes ataques a las fuerzas militares.
A varios personajes los desestabilizó y llevó a reacciones desesperadas, críticas poco apropiadas en congresistas antes fieles seguidores del expresidente Uribe. Es el caso de los parlamentarios Roy Barreras y Benedetti, como a la mayoría de los congresistas del Partido de La U, quienes cambiaron de orilla sin sonrojarse, aunque legalmente no se les puede acusar de doble moral. Como dijo J. Andrés Ilera en La República: "El tránsfuga traiciona la voluntad y confianza depositada por sus electores y además atenta contra la disciplina, la credibilidad y la estabilidad".
Pero tal vez la persona que más sufrió con esa reunión fue el presidente Santos. El mismo día de esa convención, salió a calificar de buitres a quienes critican su proceso de paz, para otros, entrega del Estado a la insurrección. Estamos frente a un JMS quisquilloso y rencoroso, quien pierde su condición de estadista con sus palabras coléricas, al igual que cuando afirma que sus contradictores quieren ríos de sangre y 50 años más de guerra. ¿Quién dijo miedo?
Pienso que tal vez donde puede haber más buitres sea en las filas de los violentos que en la gente común y corriente o en los políticos de la oposición y columnistas, que no están de acuerdo con el mencionado proceso. No se pueden desconocer los miles y creo que millones de compatriotas que critican de principio a fin todo el proceso en Cuba. Empezando por la escogencia de Cuba como el sitio para los diálogos, el país más marxista de Latinoamérica y el que más trata de exportar su revolución, el cual olvida su propia pobreza y represión. Así mismo, entre los múltiples errores de esta pantomima, está la constante difusión por todos los medios de las opiniones de los guerrilleros, dándose pantalla diariamente, dictaminando sobre todos los aspectos del acontecer colombiano y exigiendo participación política como si hubieran ganado la guerra, al mismo tiempo que advierten que no entregarán las armas.
"Como ha mostrado el cobre el señor Uribe...", escribió hace poco una señora en una revista santista. Pero yo creo que esa dama se equivocó de destinatario, el centralismo bogotano y esta administración sí que lo están mostrando, condenan al ostracismo todo lo que emane de la provincia. En el panorama político, desde la época de Rojas Pinilla nunca antes se había visto tal persecución a la oposición. El acoso a Uribe llega hasta prohibirle el simple derecho a ser elegido democráticamente.
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