El apoyo que los verdaderos conservadores se abstienen de darle a las marchas de hoy no puede entenderse como una decisión de enemigos de la paz. Ni más faltaba.Hoy el verdadero conservatismo, el que vibra con sus 164 años de historia a cuestas, el que aún sigue nutriéndose en las fuentes de la más pura doctrina, está más que nunca acompañando solidario a las víctimas de cruel e infame guerra a la que tienen sometida a la nación las fuerzas oscuras y subversivas que, sin embargo, no han podido desestabilizarla totalmente.
En el dia de las víctimas es obvio que el acompañamiento es para los niños, mujeres, hombres, ancianos que en el campo y en las áreas urbanas han sentido el rigor de la guerra. Víctimas en su inmensa mayoría propiciadas por la guerrilla de las Farc y otras pelambres. Y entre esas víctimas en primera línea nuestras fuerzas armadas que ponen el pecho y enfrentan a la subversión.
A quienes permanentemente o en forma esporádica hacemos algún tipo de comentarios por la dignidad del pais, no puede endilgársenos calificativos como enemigos de paz o, simplemente, uribistas. Ello es absurdo.
Como la inmensa mayoría de los colombianos, por no decir que todos, ansiamos la paz, pero conseguida en condiciones de entereza, de dignidad, de soberanía nacional, sin conceder prebendas a los victimarios.
Las marchas de hoy están deslegitimizadas, por el apoyo a las mismas por parte de la guerrilla y de grupos ligados a ella como el de la Marcha Patriótica.
Definitivamente estamos con las víctimas en su dia y siempre. Hay dolor de patria por esta guerra fratricida e incertidumbre y desazón por lo que se está haciendo en La Habana a espaldas del pueblo colombiano y con la mira puesta solo en el propósito reeleccionista.
Y, de todo corazón, queremos la paz, nada podría ser más anhelado que este estado para nuestra Colombia.
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