PRÓLOGO DE ELMO VALENCIA AL LIBRO "ROCÍO NEUTO"

El siguiente es el prólogo escrito por el Poeta Nadaista Elmo Valencia para el libro "Rocío Neuto", apoximaciones a la obra de una irreverente desconocida, cuyo autor Hugo Correa Londoño, Director del Taller de Escritores "Gabriel García Márquez" de la Universidad Autónoma de Colombia en Bogotá, me lo entregó en visita especial.En este prólogo Elmo Valencia relata una entrevista con la Poeta que resultó premonitoria pues ella se suicidó dos semanas después, en la madrugada del 26 de julio del 2003.

"""Era bella y lírica.
La poeta Rocío Neuto era bella, delgada como un verso suyo y blanca como la leche que una tarde tomamos juntos para festejar nuestra amistad.
Luego pronunciamos en coro los versos de León de Greiff "Vida nada te debo. / Vida estamos en paz".
Pero ella no estaba en paz con su vida. Se le notaba en su mirada que sufría intensamente y en su poesía, que luego me mostró para que la leyera en un cuaderno humedecido por las lágrimas.
Sufría intensamente - problemas de adolescencia - pensé.
Hablaba como si no quisiera seguir viviendo. El mundo le parecía un engaño y el amor una mentira. Quería refugiarse en la poesía para sobrevivir interiormente. - A veces creo que mi corazón no late -, me dijo una mañana mientras desayunábamos en un café cerca del sitio donde vivía en La Candelaria. - Si quieres escribir poesía es porque tu corazón late fuertemente - le dije. Lo que pasa es que escribir poesía es doloroso y más cuando el poema tiene una honda significación. Escribir poesía es duro para una mujer porque su propia poesía puede conducir al suicidio.
Siguió adelante escribiendo y sintiéndose golpeada por la vida.
Para que leyera, le pasé los trípticos de Henry Miller pero se encerró con Alfonsina Storni y Virginia Wolf.
- Creía que el nadaismo podía servirme de apoyo.
El nadaismo no es una tabla de salvación ni el consultorio de un psiquiatra - le contesté con una sonrisa. Mirándome fijamente, me gritó - Tú ere un farsante.
- Gracias - le dije. Mira, Rocío, desconfía de los movimientos literarios de esta civilización, de las drogas, de la moda, inclusive; desconfía del beso que te voy a dar ahora, todo es pasajero, lo único verdadero es la muerte.
Ella abrió los labios y la besé. Dos semanas después, Rocío Neuto, la chica de 23 años que había comenzado a escribir poesía, se suicidó. Aprovechando las altas hora de la noche, tomó cianuro para despedirse de este mundo de este mundo, que no supo comprenderla. La botella de vino al caer sobre el piso de madera hizo un ruido extraño, anunciando que la poeta había cumplido la cita que tenía con la muerte.

Elmo Valencia
Bogotá
julio 2012